viernes, 10 de octubre de 2008

“Poema que roba a poema…” (¿Tendrá un Nobel de indulgencia?)

“Retornan mil poemas con estas mismas frases
Se vienen a mi mente dislocada, vociferando
Acusando a mi pellejo de robo sin violencia
Pero con un arma blanca en mi huesudo estornudo
Trastocadas están, mas añejadas no pedían acabar.

Salvo conducto policial se supone que poseen
Estas risueñas grafías, de algunas otras locas
Más que yo, no podía ser, rancia no quería ser
Dando vuelta un esquinazo, moviendo el viento
Escribiendo en un boleto, tomando un aliento terco.

Transitando por sus modales, me retiro al instante
Al darme cuenta del cuento que me arrebatan
Estas ladronzuelas de espejismos ajenos
De almas empotradas, en esos escritos viejos
No se presume que yo era, ¿la cleptómana?

Me declaro inocente, ante mis culpas evidentes
No engaño a un colega, aunque me lo revuelque
Lo encuentre en un orfanato o purgatorio humeante
O también, en algún sanatorio distante, -¿quién sabe?-
Pero estas ladronas, sí me han arrebatado mi sonrisa.

Me han robado el incienso de aquella noche
Las caricias que recibí al amanecer, el beso al despedir
Los recuerdos infructuosos de uno de mis amados
Que entregan material para transformar en psicodélia
Todo lo escrito esta tarde, en este ambientado sitio…

-Valla- digo, que me han jodido”.

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