domingo, 31 de agosto de 2008

“Violeta, ¿te cuento?”

“Mi emisora favorita quiere rebautizar una linda callecita Santiaguina.
Mi Violeta resucitada y querida.

Se están removiendo las conciencias de cabros chicos y de los no tanto también,
estampando sus utópicas firmas, apoyando este mínimo ensalce merecido halagador.

Es una gran idea, cambiar a la Carmen por la Violeta engalanada.

Con todo el respeto sin obviar, por el nombre de la Virgen patrona del subsuelo
ancestral, aquél que te vio amanecer y que tú como segundo nombre, llevas con verdadero orgullo tan rebién, pero por desgracia o injusticia no ha sabido
acicalarte como te mereces, niña furtiva.

Nuestra chilena de la mejor cepa.

Sueño paseando mis ilusiones por este asfalto, en venganza de la no apreciada gente normal y anormal también, descansando en algún paradero, inhalando el aire sembrado con tu aroma y adornado con alguna de tus maravillosas obras artesanas, nacidas de tus manos, fecundadas como un verdadero principito iluminado.

En estos jardines urbanos, deben florecer los capullos de tus cabellos negros, esparciendo el pólen, como las melodías que escuchamos al alero de una radio stéreo.

Sólo reniego de las políticas que se interponen en esta revuelta sensata, que nadie relama votos en contra, a costillas de tu genialidad, aunque te mantuvieras al margen
de los límites engatusados por algunos años, nos dejaste bien en alto, profeta de tu
cultura, a pesar que en alguna ocasión tu tierra te abofeteara y tu Run run se fugara.

Me imagino que ya debes saber esta noticia que traigo a tu haber, sentada te veo en una nube de desierto florido, susurrando con tu viento sureño, un amor verdadero y tu majestuosa guitarra, que ahora escuchan en vivo y con asombro los ángeles custodios, los mismos que a veces bajan para que te podamos enviar estos recaditos, como unas viejas chismosillas.

Todos tus hijos te observamos desde estos callejones demenciales, anhelando tu arte resucitar, esperando que todas estas bellas intenciones se concreten, como el cemento que recubren nuestros pasos sofocados, hilando tus noventa años y los mil que vienen, desde el arte de tu apasionado corazón chilenero.

Para que jamás sean olvidados, ni tú, ni ningún artista nuestro y el fruto divino siga aflorando como una siempre viva Parra, de la mejor y fructífera tierra araucana.

Así comenzamos la proclama de la primera y verdadera Rock and Pop Star, con el orgullo de ser bien Chilenos, -Mierda-, ya estaba bueno mi alma, que hagamos algo por el rescate de nuestra cultura olvidada y oxidada.

Gracias a la vida, por nuestra Violeta, por siempre resucitada y querida”.

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